Prevenciones y revisiones a partir de los cincuenta años

La mejor manera de envejecer saludablemente es llevar una vida saludable, sin que haya que considerar esta aseveración como redundante. Una alimentación equilibrada, la práctica regular de ejercicio físico y evitar hábitos tóxicos como el tabaco son las claves principales para lograr este objetivo, aunque la genética también tiene un protagonismo especial en la manera de envejecer. Hay que tener en cuenta que el proceso de envejecimiento conlleva una degradación progresiva de los tejidos y las funciones del organismo y en este aspecto los antecedentes familiares pueden tener un peso específico importante.

 

Teniendo todo ello en cuenta las revisiones médicas periódicas deben ser una práctica fundamental a partir de los 50 años, ya sean generales y rutinarias o específicas. Sólo de este modo se podrán detectar de forma precoz un importante número de enfermedades asociadas a la edad, con el fin de iniciar el tratamiento lo antes posible y así controlar la enfermedad y mantener la calidad de vida.

En este sentido, hay distintos tipos de revisiones y pruebas médicas que es recomendable realizar a partir de los 50 años:

  • Revisión anual. Se debe mantener un control rutinario de la tensión arterial y realizar una analítica de sangre al menos una vez al año para controlar, entre otras cosas, los niveles de colesterol y de glucosa en sangre. La elevación sobre los valores normales de cualquiera de ellos supone sumar un factor de riesgo frente a las enfermedades cardiovasculares.

 

  • Revisiones con el odontólogo. El envejecimiento conlleva, por ejemplo, la pérdida de elasticidad del tejido periodontal y, por tanto, un retraimiento de las encías. Una visita cada seis meses al odontólogo y la realización de una limpieza dental profesional permitirá mantener una buena salud bucodental.

 

  • Revisiones oftalmológicas. Es imprescindible la medición cada dos años de la presión intraocular. Y a partir de los 65 someterse a una revisión ocular anual que incluya además el fondo de ojo con el fin de detectar posibles alteraciones de la retina, además de estudios para detectar otras enfermedades oculares propias del envejecimiento, como son las cataratas, el glaucoma o la degeneración macular. Asimismo, conviene revisarse la vista regularmente para controlar la miopía, el astigmatismo y la presbicia.

 

  • Revisión de la capacidad auditiva. La pérdida de oído puede ser normal a partir de cierta edad, por lo que a partir de los 65 años se recomienda realizar una revisión cada cierto tiempo para comprobar la capacidad auditiva. Antes si se advierte alguna anomalía auditiva.

 

  • Revisión urológica en los hombres. La hiperplasia benigna de próstata y el cáncer de próstata son dos patologías ante las que la edad es un factor de riesgo determinante. La realización de una analítica para medir el PSA y  de un tacto rectal para detectar el eventual aumento del tamaño de la próstata deben hacerse de forma anual a partir de los 45-50 años.

 

  • Mamografía. Esta prueba permite detectar el cáncer de mama en su fase inicial, aumentando así las probilidades de curación. Se debe realizar una vez cada dos años a partir de los 40 y anualmente a partir de los 50

 

  • Consulta ginecológica. Los 50 años de edad constituyen un momento crítico en la vida de la mujer por la llegada de la menopausia. Es por ello que en este periodo las revisiones ginecológicas adquieren una mayor relevancia.

 

  • Cáncer colorrectal. Es un hecho establecido que a partir de los 45-50 años todas las personas deberían someterse a un análisis de heces para detectar marcadores tumorales que pueden ser indicativos de este tipo de cáncer y permiten establecer un diagnóstico precoz.

 

  • Densitometría ósea.  Es una prueba a la que deben someterse especialmente las mujeres que han superado la menopausia para medir el grado de mineralización ósea. La pérdida de los estrógenos favorece la disminución de la densidad del hueso y, como consecuencia, el desarrollo de una osteoporosis, lo que aumenta significativamente el riesgo de fracturas.